El enigmatico mundo de los extraterrestres y la humanidad
La vida es compleja y está llena de incesantes mentiras y medias verdades, tanto en la Tierra como fuera de ella. El tema es inmenso y está lleno de misterios. Cuanto más sabios somos, más diferente se vuelve nuestra manera de ver el universo. Las aventuras y desventuras de algunos padres creadores dejaron enseñanzas en mundos difíciles, llenos de complicaciones y secretos bien guardados.
Hubo planetas que distribuyeron información destinada a ser anclada en la Tierra, aunque parte de ella fue borrada. Sistemas solares enteros fueron borrados estaban convencidos de que la creación contenía sabidurías ancestrales envueltas en amor y claridad, donde la verdad era real y llena de esperanza. Así nacieron logias de distintos niveles, con conocimientos valiosos destinados a ofrecer información al mundo. Sin embargo, esa forma de transmitir la sabiduría no fue suficiente y se crearon nuevos episodios y modos de comunicación, incluso onomatopeyas simbólicas.
Hoy, después del cierre de un ciclo y el inicio de otro, muchos seres humanos no están en la sintonía necesaria para ampliar su capacidad de comprensión. Solo aquellos conectados con los hermanos del espacio reciben y estrechan conocimientos que les permiten observar y entender el programa cósmico, sideral y galáctico. Los que no tienen esa preparación no llegan a entender la profundidad de lo que reciben. Otros, en cambio, gracias a experiencias de vidas anteriores en planetas con mayor educación espiritual, desean conocer más.
Existen ciencias extraterrestres que permiten profundizar y hablar con más certeza de lo que la mayoría logra cuando apenas formula preguntas básicas. Una de las cuestiones más profundas es: ¿Qué es Dios y quién es Dios? Esta pregunta sirve como punto de entrada a temas más enigmáticos que permiten ampliar nuestra visión del universo.
A pesar de recibir información de diferentes razas extraterrestres —en muchos casos sabia, honesta e innegable por su trayectoria— no todo puede aceptarse sin discernimiento. No todos los extraterrestres comprenden a “Dios” como lo entienden los humanos. En otros mundos, cercanos o lejanos, también se plantean las mismas preguntas, aunque desde diferentes niveles de moralidad y evolución.
Algunas razas, tras múltiples expediciones a otros planetas, aseguran conocer con mayor cercanía la naturaleza del Creador, cómo fue “creado” y cuál es su función en la formación de mundos. En este planeta, sin embargo, cientos de razas están ofreciendo sus saberes, y cada una describe a un “Dios” distinto. Aun así, todas las visiones aportan piezas de un conocimiento mayor.
Estas enseñanzas van más allá de lo que conocemos, y en nuestra limitada sabiduría seguimos preparándonos para nuevas revelaciones. ¿Por qué no continuar? Ellos aprenden de nosotros y nosotros de ellos. Nadie está en la perfección idealizada. Por eso muchos han regresado para entender mejor tanto a los hermanos cósmicos como a la humanidad.
El mundo extraterrestre habla de un Ser que creó el universo, que estableció todo desde la nada y que se creó a sí mismo, dando origen a potestades y divinidades. Estas divinidades generaron chispas paradisíacas, como describe el Libro de Urantia, y de ellas surgieron seres casi perfectos encargados de crear mundos y administrar universos. Existen universos que aún no conocemos, dirigidos por seres de morontia y gobernados desde lugares como Edentia, donde, según estas narrativas, reside uno de los principales Creadores, conocido por los humanos como el Padre Infinito.
Al Creador se le describe como Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente. Sin embargo, esta visión humana, aunque coherente, es limitada. Para comprender mejor la profundidad de la creación, es necesario un giro completo de percepción.
Surgen preguntas profundas sobre lo que hace “Dios” con su creación y cómo interactúa con sus hijos paradisíacos: su justicia, su intervención en mundos oscuros, su relación con el libre albedrío. Según algunas narrativas extraterrestres, uno de esos hijos paradisíacos inició un experimento dual que terminó mal, destruyendo mundos y generando seres oscuros que sembraron el mal en esta galaxia. Antes de que el caos fuera total, la Fuente destituyó a ese hijo y dio poder a otro: Micael de Nebadon, quien unió razas crísticas y reptiles para crear la humanidad actual.
Esta narrativa, revelada en grupos de contactados, invita a reflexionar sobre su origen y propósito.
La humanidad, carente de información y atrapada en ciclos de oscuridad, se encuentra en un momento de pausa evolutiva. Hay razas que observan con preocupación porque, aun en niveles elevados, existen desacuerdos, intereses, faltas de conocimiento estelar y situaciones comerciales entre civilizaciones. Algunas aportan información real, otras cuestionan la creación tal como la interpretan los seres benevolentes.
El resultado es que la humanidad no avanza como debería. El mundo se desmorona por la acción de hombres sin alma ni corazón, que generan caos y desvían a otros de su propósito. Esto degrada el programa evolutivo, lo detiene y lo empobrece. Peor aún: los padres creadores no siempre observan o comprenden las insurrecciones que ocurren en universos clandestinos y peligrosos.
